Un viaje a Huanchaco a través de cinco lugares emblemáticos

1. Club Colonial
Cuando viajaba en la camioneta de Lima a Santa María de Nieva muchas veces me quedaba a dormir en Huanchaco. A la noche siempre terminaba en el Club Colonial, comiendo las mejores conchitas a la parmesana que he probado y tomando unas copas de vino con Anita Kesch, la amiga belga que desde entonces pasó a ser parte de la familia que uno ha ido creando en este país. En esos años el Club Colonial estaba situado en una antigua casona de la plaza principal, con una decoración exquisita, con más de una docena de pingüinos, perros y varios caimanes que terminé llevándome a la selva. Hoy el Club Colonial, además de seguir siendo ese restaurante único y también mi casa, mira al mar dentro de un hotel boutique que Anita y sus hijas Amaryllis y Emilie han ido creando. En su terraza que da al malecón y a la luna, nos seguimos tomando los vinos como una especie de ritual que comenzó hace muchos años.

2. Las Totoritas
A Luciano me lo he cruzado en la calle varias veces. También en la playa, junto a los caballitos de totora. Da la sensación que nunca tiene prisa, habla tranquilo y mientras te mira sonríe casi imperceptiblemente. Tiene una picantería que se llama Las Totoritas. La primera vez que entré me llamaron la atención sus muros de adobe blancos y pulidos, y que dentro la temperatura es fresca y acogedora. Su chicha es inmejorable, lo mismo que su pescado, fresco y recogido por él mismo, que te lo ofrece en sudados generosos siempre que le llames (T. 965378160 / 989846824) con antelación para que, con su caballito de totora, pueda salir a pescar.

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